Constructivismo*

Supongo que lo peor es negarse a uno mismo lo que para el movimiento de las sensaciones es evidente; que mi pulso se acelera cuando te veo, que mi corazón palpita con mayor rapidez cuando te doy la mano y que mis pupilas se dilatan cuando acaricio tu rostro. Las características aparentes de lo que sucede cuando estoy junto a ti se producen únicamente en el interior (por lo tanto, soy el único responsable), a través de un choque de tus cualidades sensibles con los órganos pertinentes.

Quisiera en este momento poseer algo que es imposible en un estado de naturaleza: certeza sobre las sensaciones. Como hombre que observa la realidad a través de cualidades aparentales mi aproximación solamente puede ser imperfecta. Sin embargo, quiero desear que por un momento el universo asimétrico pueda detener su dinámica, aunque se vayan al traste las formas que le dan sustento al mundo, no importa, para que de esta manera yo nuevamente pueda tener la certeza de que mis labios están besando a los tuyos.

*El nombre original de esta entrada es «constructivismo», debido a que la escribí después de una lectura de Leviatán de Thomas Hobbes, cuya teoría del conocimiento descasa, precisamente, en el constructivismo. Me pareció que se podía combinar algo de Leviatán con un poco de lo que sentía en ese momento y de ahí surgió la entrada, en la que se pueden ver algunos trazos gruesos sobre la forma de aproximarse a la realidad bajo el pensamiento constructivista. Sin embargo, creo que el título y el contenido de la entrada de buenas a primeras puede parecer algo confuso; un amigo me recomendó hacer una nota aclaratoria y, por eso, he decidido poner el presente pie de página.